Paula Vidal Molina
Extracto del artículo de autoría de Paula Vidal (2018). Social Rights Consecrated by the Russian Revolution and the Vision of Luis Emilio Recabarren a New Model of Development. En Istoriya. 9(3 (67)). DOI: 10.18254/S0002158-2-1. Moscú-Rusia, https://history.jes.su/s207987840002158-2-1
Luis Emilio Recabarren, nació en Valparaíso el 6 de julio de 1876. Sus padres – José Recabarren y Rosa Serrano- fueron pequeños comerciantes y vivieron en Valparaíso. Antes de los 14 años ya era aprendiz de tipógrafo e ingresó al mundo laboral.
Desde 1894 comenzó su militancia en el Partido Demócrata en el que se mantiene hasta 1912. En octubre de 1900 figuraba como director del periódico La Democracia (perteneciente a su partido), y mostraba una clara convicción de que la prensa obrera estaba al servicio de la emancipación de las clases subalternas, mediante la ilustración y difusión de la cultura en el pueblo.
Con 27 años fue invitado –por el presidente de la Mancomunal de Tocopilla, Gregorio Trincado – a fundar en esa ciudad, un periódico obrero que representase y defendiera los intereses de los trabajadores, en tiempos del apogeo del ciclo salitrero. Así, el 18 de octubre de 1903 salió a la luz, un impreso llamado “El Trabajo”, siendo parte también de la Mancomunal de Tocopilla. Escribió también en “El Proletario” de Tocopilla, y en otros como los periódicos La Voz del Pueblo de Coquimbo. Los estudiosos de su pensamiento reconocen su cercanía con la ideología libertaria y anarquista al comienzo de su vida política, pero también muestran la permanente disputa que existió con representantes de esa tradición como Alejandro Escobar y Carballo. En 1905 asume como presidente de la Mancomunal de Tocopilla y redactor del periódico “El Proletario”. Durante ese tiempo realizó una serie de giras por el norte de Chile, las salitreras para contactarse con organizaciones de trabajadores, dar charlas, montar imprentas, difundir ideas, participar en los movimientos de huelga. En 1906 fue candidato por Antofagasta, pero luego de ser elegido se le despojó de su cargo por parte de la Cámara. Sufrió varios episodios de encarcelamiento durante su vida política. Por ejemplo, el año 1906 fue condenado y huyó hacia Argentina, pero ello no evitó que siguiera publicando en la prensa obrera, incluso la argentina. En este país, su participación política se vinculó a la Unión Tipográfica al Congreso de Unificación de las organizaciones obreras argentinas, o al Partido Socialista Argentino. Dos años después, viajó a Europa y se contactó con varios dirigentes del socialismo. Al volver a Chile, además de cumplir pena en la cárcel, siguió publicando artículos en la prensa, fundó prensa como “El Grito Popular”, del cual fue su director y redactor, “El Despertar de los Trabajadores” (1912-1927) y de El Bonete (1912-1913). En 1912, fue candidato a diputado, y participó en la fundación del Partido Obrero Socialista. Para 1915 fue propuesto candidato a diputado por el Partido Obrero Socialista de Iquique. No resultó elegido, pero fue escogido junto a E. Jorquera como delegado al Primer Congreso Socialista y elegido miembro del Comité Ejecutivo del Partido Obrero Socialista.
Se le reconoce participación en la creación de las respectivas sesiones de la III Internacional y en enero de 1918 en el Congreso Constituyente de fundación del Partido Socialista Internacional argentino y del P.S.I. Uruguayo. En 1920 empezó a desempeñar el cargo de Secretario general provisorio de la Junta Provincial de la federación Obrera de Antofagasta y ese mismo año, el Partido Obrero Socialista, reunido en la ciudad de Antofagasta, acordó por unanimidad elegir a Recabarren como candidato a la Presidencia de la República. En 1921, impulsó la campaña electoral de su candidatura a diputado por Antofagasta, ganando la diputación. En enero de 1922 participó en el IV Congreso del Partido Obrero Socialista en Rancagua, evento en el cual, se trasformó el POS en el Partido Comunista de Chile. En 1922 viajó a Europa con destino a la U.R.S.S., al 20 Congreso de la Internacional Sindical Roja y al 40 Congreso de la Internacional comunista, a nombre de la FOCH y del P.C., sección chilena de la III Internacional.
En Santiago, el 19 de diciembre de 1924 se quitó la vida. Se le reconoce como padre del movimiento obrero chileno y de la columna vertebral de la izquierda chilena. Sus escritos de prensa, obras y discursos son objeto de estudio y reconocimiento de un amplio abanico de intelectuales, trabajadores y militantes políticos. La obra de Recabarren es múltiple: escribe libros, folletos, artículos periodísticos, da conferencias, participa en mítines; crea la prensa obrera; y es dirigente su clase. Su pensamiento transcurre desde posiciones anarcosindicalistas, pasando por un socialismo de tendencias utopistas hasta llegar al dirigente que ha asumido creadoramente la ideología propia de la clase obrera, el marxismo, aún con todas las limitaciones que en esos años había en Chile para conocer dicho pensamiento. Desarrolla una concepción de la organización obrera como arma reivindicativa y política, como organización independiente de clase.
En 1922, visita por 43 días la URSS, lo que dejó a Recabarren muy entusiasmado sobre los avances dados en este país, bajo un nuevo modelo de desarrollo, por ello, los folletos, artículos y conferencias que dicta están destinados a informar –al proletariado chileno y lectores en general- lo que el nuevo régimen social, político y económico había logrado construir hasta esa fecha. De algún modo, para Recabarren, el modelo de desarrollo que inauguraba la revolución bolchevique era el comunismo como horizonte no alcanzado aún, pero que remitía a una sociedad justa que implicaba la abolición de la explotación capitalista, de la tiranía, de la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra, es decir, la superación de la esfera de la necesidad para la realización de esfera de la libertad.
El viaje de Luis Emilio Recabarren, a cinco años del triunfo de la revolución bolchevique, le dejaba la convicción de que ésta había consagrado los siguientes derechos: a la salud (con acceso a la salud), a la educación (para los trabajadores y la sociedad en su conjunto, a diversos niveles y tipos de formación, y cultura), al trabajo (con perspectiva de pleno empleo y una legislación que regulaba el salario y el horario), a la seguridad social frente a enfermedades y muerte, a la vivienda gratuita o con pago mínimo, a la alimentación (a quienes no lo tenían), a elegir y ser elegido, a participar en la toma colectiva de decisiones (derechos políticos) a través de los soviets y los sindicatos, y los de reconocimiento a las mujeres en igualdad de condiciones a los de hombres (derechos civiles). Finalmente, todos estos derechos debían ser consagrados y asegurados por el Estado.
Recabarren nos señalaba, no solo los triunfos de la revolución bolchevique y los avances en las condiciones de vida de la población, aun no siendo una sociedad comunista sino en transición, pero también indicaba los desafíos que tenía Chile y el partido comunista en la consagración de estos derechos en los años 20 del siglo XX. Hoy, este mensaje de Recabarren sigue vigente porque las mejoras en las condiciones de vida y derechos sociales y económicos de la sociedad chilena en el siglo XXI aún están pendientes de realizar.