Daniela Poblete
Mientras la humanidad le da un nombre a la violencia ejercida por los agentes del Estado, la Cámara de Diputados de Chile, salvo coherentes excepciones, aprueba mayoritariamente la legalización de lo que se estima es la acción más grave de la Violencia Institucional, el “Gatillo Fácil”.
El artículo número 1 de la Declaración universal de DDHH dice: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Este es el puntapié inicial que se dio el Derecho Internacional para repensar el actuar de las instituciones modernas y poner un límite al poder punitivo del Estado, que es infinito. Lamentablemente en Chile, el Derecho Penal es utilizado para ir borrando este límite con fundamentos que buscan identificar a una otredad como el nuevo enemigo interno a combatir, pobres o migrantes, por ejemplo.
Para explicar esto, les invito a hacer un pequeño ejercicio y mirar la escena de una forma más amplia.
- Ocurre el lamentable asesinato de una carabinera, hecho que por cierto es repudiable y condenable. Pero el repudio y la condena debe realizarse con honestidad y seriedad, de lo contrario, puede hacernos caer en lo que conocemos como “populismo punitivista”.
- La alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei declaró: “Si hubo violaciones a los derechos humanos fue porque (los carabineros) no tenían como defenderse” refiriéndose al Estallido Social del año 2019. Después agregó “entonces no vengamos a poner al mismo nivel el uso de las armas por parte de Carabineros, con el tema de los narcotraficantes o con el tema de los balines de goma, porque cuando a usted se le viene una turba encima y les tiran bombas molotov a los carabineros como sigue sucediendo (…) entonces, perdóneme, pero yo creo que la inmensa mayoría de los chilenos va a querer que los carabineros sí puedan disparar… Si hay algún error, si hay algún problema, como todo se irá a la Justicia. Pero tiene que darle el beneficio de la duda a los carabineros y no a los narcotraficantes”. Estas declaraciones lejos de ser inocentes o en pos de aportar a la seguridad pública, son extremadamente peligrosas. Lo que hace la alcaldesa, es igualar una situación de revuelta social, producto de décadas de desigualdades sociales, económicas, previsionales, de género, etc. con el crimen común y el crimen organizado y la solución de ella es “Gatillo Fácil”.
- El actual Senador y ex Secretario General de la OEA (cuestión que no es menor) José Miguel Insulza declara: “Salen en la prensa algunas feministas que dicen: Las pacas no son hermanas nuestras’; o la sigla esta A.C.A.B, que es ‘todos los policías son unos bastardos’; y los insultos cotidianos a la policía, esas cosas no pueden ser cubiertas solo por la libertad de expresión, porque son incitaciones a la violencia, y deben ser calificadas como incitaciones a la violencia” y en relación al “perro matapacos” el Senador declara que es una clara incitación a la violencia, repito “el perro matapacos”. En dos días, dos personajes de la política muy conocidos y podríamos decir que, de polos opuestos, responsabilizan al Estallido Social de la crisis de seguridad pública e igualan revuelta social con crimen común y organizado.
- En el día donde se conmemoran tremendos crímenes de lesa humanidad (aunque en Chile no se hable mucho de eso) se aprueba en su primer trámite constitucional, una Ley que legaliza el “Gatillo Fácil” bajo el nombre de “Legítima Defensa Privilegiada”. Ley que le brinda a los agente de seguridad, que está altamente preparados para repeler agresiones a través del uso de la fuerza o armas, inocencia antes de ser juzgado por las consecuencias que puedan traer el mal uso de estas.
¿Qué es el Gatillo Fácil?
EL gatillo fácil es un concepto que se acuña, lamentablemente, en nuestro continente. Particularmente en Argentina con el hecho llamado “La masacre de Budge” producto del exceso del uso de la fuerza de agentes de seguridad que ampararon sus acciones en el ejercicio de sus funciones.
¿Quiénes son las personas asesinadas por el gatillo fácil?
Adolescentes y jóvenes de sectores populares, que usan gorra y pantalones anchos, que son gays, tortilleras o trans. Que bailan cumbia, reggaeton y al Pailita. La gran mayoría de nosotras, nosotres y nosotros, podemos reconocer alguna de estas identidades en nuestros círculos de amistades, familia, trabajo o conocides. Esto, es necesario tenerlo claro, porque las armas no se van a usar en las “fiestas de Cachagua” ni contra “la juventud de bien” aunque actúen por fuera de la Ley.
Decía al principio de este escrito, que el gatillo fácil es la expresión más violenta de la Violencia Institucional, tema que ha sido ampliamente trabajado por organismos de DDHH hasta llegar a la Corte Interamericana de DDHH que ya ha emitido opinión sobre la cuestión.
Se trata de ejecuciones extrajudiciales (en Chile no existe la pena de muerte), derivadas de la estigmatización social de adolescentes de escasos recursos como posibles delincuentes, es decir, criminalización de la pobreza.
De ser aprobada la norma en el Congreso, los familiares de las personas asesinadas o las personas que sobrevivan, tendrán que probar que el uso de la fuerza o el arma fue desmedido y ¿Si los agentes de seguridad tienen el privilegio de inocencia por vestir uniforme como podría un civil probar este hecho? Recordemos que son estas instituciones las capacitadas para llevar a cabo las pericias y la manipulación de la prueba es un hecho más que posible, si no recordemos el caso de la detective asesinada por sus propios compañeros que, en un principio responsabilizó a civiles ¿Puede la Cámara de Diputados asegurarnos un debido proceso con estos antecedentes si de aprobarse esta legislación el agente de seguridad ya es inocente por un privilegio?
Mucho sabe la humanidad, nuestro continente y nuestro país del exceso de uso del poder punitivo del Estado. Sólo basta recordar que para tener una artículo 1 como el de la Convención Universal de Derechos Humanos, Europa tuvo que pasar por el nazismo que justificaba legal y políticamente las atrocidades que se cometieron. Qué decir de nuestras dictaduras.
Caer en este delirio punitivista no va a resolver la falta de seguridad que existe en Chile. La razón es simple, cuando un policía utiliza su arma, en un uso racional y proporcional de esta, el delito ya ocurrió y nuestra pretensión como sociedad debe ser que el delito no suceda, incluso para resguardar la vida de carabineras como Rita.
Quienes enarbolan estas banderas son negacionistas de la dictadura y de las vulneraciones ocurridas durante el estallido social. Son quienes quieren crear un sentido común de persecución y castigo de aquello que les molesta, de la organización social, el feminismo, los partidos políticos con raigambre popular, etc. por eso igualan revuelta con crimen, sabemos quiénes son y no vale la pena nombrarlos.
Estos personajes, niegan lo ocurrido y quieren crear este clima porque, y lo digo con toda responsabilidad, si lo considerasen necesario están dispuestos a volver hacer lo mismo, aunque ahora quieran disfrazarlo de legal y legítimo.
Por último ¿Por qué escribimos de esto en una revista feminista?
Porque nos importa, porque sabemos que la estigmatización responde a una discriminación interseccional de la que mujeres, diversidades y disidencias somos víctimas. Porque no creemos en el punitivismo y porque si vamos a hablar de legítima defensa privilegiada, hablemos sobre las mujeres que son condenadas o sometidas a largos y violentos procesos judiciales por haber agredido o haberse defendido de su agresor a tal punto, de llevarlo a la muerte. Son estas mujeres las que necesitan protección y garantías. Porque el Estado, además de no salvarlas, las castiga, Para ellas y elles, más Estado porque si hablamos de principio de igualdad, son estas poblaciones las que están necesitando urgente un repensar de las instituciones, acciones positivas y legislación que les proteja con urgencia.