“La Democracia Cristiana y el Gobierno de la Unidad Popular. Una mirada a la luz de los archivos 50 años después”, se tituló la charla que brindó el periodista y escritor español en el Seminario Internacional de ICAL.
Culminando la segunda jornada del seminario internacional del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL) “El proyecto de la Unidad Popular a 50 años del golpe: Continuidad y cambio, aprendizajes y desafíos”, en el que se realizaron 6 diferentes módulos, que analizaron las diferentes dimensiones o pilares fundamentales del proyecto implementado por el gobierno de la Unidad Popular.
Mario Amorós, periodista de la Universidad Complutense de Madrid y Doctor en Historia de la Universidad de Barcelona, dictó una clase magistral, titulada: “La Democracia Cristiana y el Gobierno de la Unidad Popular. Una mirada a la luz de los archivos 50 años después”.
Amorós, ha estudiado de lleno la política chilena, revisando de manera extensa una gran cantidad de documentación, correspondencia y prensa, en la elaboración de biografías de algunos de los personajes más gravitantes en la historia política y social del país: Miguel Enríquez, Víctor Jara, Pablo Neruda y el dictador Augusto Pinochet. De Salvador Allende, escribió 2 biografías, una el año 2013 y otra recientemente publicada, versión condensada y actualizada de su publicación anterior, lanzada hace apenas una semana.
La charla fue moderada por el académico y abogado Manuel Jacques Parraguez, ex presidente de Izquierda Cristiana. Partido político que nace de la escisión de un grupo importante dentro de la Democracia Cristiana, liderados por su Bosco Parra en conjunto con 6 diputados más; Fernando Buzeta, Jaime Concha, Alberto Jaramillo, Luís Maira, Pedro Urra y Pedro Videla, a la que se unió también el presidente de la JDC Luis Badilla.
En concreto, la charla resumió el papel jugado por la Democracia Cristiana (DC), antes de la Unidad Popular, durante su gobierno, y posterior al golpe de estado.
Falangismo y Anti Comunismo
El doctor en historia comenzó su conferencia, comentando que su exposición estaba profundamente ligada con su libro: “Entre la flecha y la araña” publicado en 2020. Texto en el que el autor, desenreda la trama civil que se tejió contra la Unidad Popular. En donde la DC, jugó un rol importantísimo en conjunto con el Partido Nacional, Patria y Libertad y los grupos empresariales criollos; liderados por la SOFOFA y Agustín Edwards.
En palabras de Amorós: “Entre la araña y la flecha, que es donde yo trabajé el papel de la Democracia Cristiana, a partir sobre todo de la documentación de la Democracia Cristiana, el archivo de Patricio Aylwin está en internet y lo revisé en profundidad para el tiempo de la Unidad Popular. Bernardo Leighton también está en internet y lo comprobé durante años. El archivo de Gabriel Valdez también está digitalizado en internet, y también he verificado mucha documentación, cartas por ejemplo de Bernardo Leighton que se conservan en diferentes archivos”.
“En 1935 un grupo de jóvenes católicos: Eduardo Frei, Ramiro Tomic, Ignacio Palma, Bernardo Leighton se integraron el movimiento Nacional de la juventud conservadora cuyo lema era ’orden en libertad’, dos años después esta organización: La juventud conservadora pasó a denominarse Falange Nacional y Don Bernardo Leighton con 27 años se convirtió en ministro del trabajo del Presidente Arturo Alessandri. Manuel Garretón en enero de 1937 definía al comunismo como <<La amenaza más grande cernida sobre las sociedades contemporáneas>> fue el primer parlamentario de la Falange Nacional”, apuntó.
Este partido político, relata Amorós, no juega un rol preponderante en la política electoral. Y su doctrina cristiana rechaza tajantemente tanto el fascismo como el marxismo. El autor asegura que el anticomunismo de algunos personajes de la Falange Nacional, luego convertida en la DC, solo se explica por una “ceguera ideológica”. En las elecciones presidenciales del año 1938, se alían a Gustavo Pedro Ross, candidato de la derecha, buscando impedir la elección del Frente Popular, que sostenían, “era la extensión del marxismo en Chile”. “Comienza, entonces, una travesía en el desierto para los falangistas. Dos décadas, donde la Falange Nacional fue un partido marginal en el escenario político chileno. Tenían más influencia los falangistas por el prestigio de personalidades como Eduardo Frei Montalva que por el arraigo social y el peso electoral”
En las elecciones parlamentarias la Falange solo logra 15 mil votos obteniendo tres diputados, en el año 42 se alían a Juan Antonio Ríos. Luego de la masacre de la plaza Bulnes, en el año 46-en donde es asesinada— Ramona Parra, junto con 5 obreros más— Eduardo Frei renuncia al ministerio de Obras Públicas. Además, la Falange Nacional, se proclama en contra de la Ley de Defensa Permanente de la democracia o Ley Maldita, que persiguió fuertemente al movimiento obrero, ilegalizó el Partido Comunista e infringió la libertad de reunión y de prensa.
En el año 57 se comienza a cimentar el proyecto de la Democracia Cristiana, Eduardo Frei es electo senador con amplia mayoría y la inserción en las organizaciones obreras más relevantes se hace patente. El historiador refiere que, “sabemos en el congreso de la CUT, 200 consejeros pertenecen a la DC”. Influencia que se elevaría incluso durante la Unidad Popular, llegando en 1973 a ocupar el mismo número de consejeros que el Partido Socialista”.
El golpismo antes de que asuma Allende
Antes de que Allende sea ratificado por el Congreso pleno el 20 de octubre de 1970, como era habitual, según la Constitución de 1925. Radomiro Tomic, candidato presidencial de la DC en aquellas elecciones, concurre a la casa de Guardia Vieja y felicita a su amigo, dice ‘su amigo, el presidente electo’ entregando un piso importante para su posterior ratificación.
El programa de Radomiro Tomic, mantenía muchas similitudes con el programa de la Unidad Popular, era lógico entonces que existiera un acercamiento entre ambas fuerzas políticas, sin embargo, un sector trabajó de lleno para que esto no ocurriera.
Según comentó Amorós Eduardo Frei reaccionó de una manera muy distinta a Tomic. Él recibe al Presidente en La Moneda el lunes 7, y a partir de esos días se reúne con partidarios de Alessandri para una posibilidad de bloqueo institucional. En paralelo, se reúne con el embajador norteamericano y le comunica que, a su parecer, Chile se vuelca hacia una cruenta guerra civil. El embajador envía telegramas al presidente Nixon, comentando que, de no evitarlo, Chile se transformaría en una nueva Cuba.
Agustín Edwards, dueño del periódico El Mercurio, viaja a Washington, en donde se mantiene entregando detalles claves sobre la composición de Las Fuerzas Armadas. Amorós señala, “Agustín Edwards llega a Estados Unidos y en 48 horas es recibido en la Casa Blanca”, no queda claro si se reunió con Nixon, pero consta en los registros que el Presidente destinó un espacio de 20 minutos para una entrevista entre ambos.
Con los dólares de la CIA asegurados, se funda Patria y Libertad, quienes en conjunto con militares en retiro, comenten el asesinato del comandante en jefe del ejército, René Schneider. Este acto, lejos de provocar un bloqueo a Allende, dejó fuera de escena por un momento a Patria y Libertad y a los sectores más reaccionarios.
El Congreso pleno en que la Democracia Cristiana deliberó apoyar a Allende duró 32 horas. Eduardo Frei no estuvo presente. Benjamín Prado, presidente de la DC entre el 70 y 71, apuesta claramente por apoyar Allende, argumentando; “Negar la posibilidad de asumir a Allende, sería lo mismo que haberle dicho al 36% del electorado: Ustedes tienen derecho a participar en las elecciones, pero no a ganarlas, pueden salir segundos o terceros, pero no primeros, sería como si en la práctica existiera la ley de defensa permanente de la democracia”. La incapacidad de llegar a un acuerdo con la izquierda en 1969, había llevado a la DC a que se configurara la escisión del MAPU.
Finalmente, y ante los primeros intentos de la reacción golpista que no tardó en asesinar al comandante en jefe del ejército chileno, Allende es ratificado por el Congreso.
El programa de la Unidad Popular, se despliega de una manera rapidísima. Ejemplos claros son; La nacionalización del cobre, junto con diferentes medidas sociales, como las viviendas de la CORVI, el medio litro de leche y los aportes al mundo de la cultura, cómo la creación de la editorial Quimantú.
En enero del 71 la DC rechaza la propuesta, la propuesta del Partido Nacional, de aunar fuerzas en las elecciones complementarias de Valparaíso. Mientras tanto, Eduardo Frei se reúne con el embajador de Brasil, a quien le expone en un tono muy dramático que el país, recorría un camino que lo llevaba inevitablemente a un baño de sangre.
En medio de un proceso de desestabilización, en las elecciones municipales del 71 dejaron a la UP con un total de 50,2%. Este escenario electoral, sumado al asesinato del exministro del interior de Eduardo Frei, Edmundo Pérez Zukovic, propiciarían el escenario para una nueva alianza entre la DC y el Partido Nacional y con ella una arremetida institucional en contra del gobierno de la Unidad Popular.
El último grupo que aboga por el socialismo cristiano, que después pasarán a configurar el Partido Izquierda Cristiana, se escinde, y se pliega a la Unidad Popular, lo que fortaleció al gobierno, pero también debilitó considerablemente la posición más progresista de la Democracia Cristiana.
Respecto a las concesiones que el gobierno de Allende concedió a la Democracia Cristiana el 80% de sus peticiones. Sin embargo, él dialogó no logra prosperar debido a los plazos temporales estipulados y a sectores reaccionarios.
Los Mariscales Rusos
En la revista de la DC, Política y espíritu, Claudio Orrego, intelectual de la Democracia Cristiana, señala que, el repliegue táctico de la Democracia Cristiana luego de las elecciones del año 1970, se asimilaba a la estrategia de los mariscales rusos, que, sin presentar una batalla frontal al enemigo, retroceden quemando pueblos, para mantener lo esencial. Su modo de combate era, hostigar al enemigo y lograr la desestabilización.
De esta manera, la DC se configura como la infantería de la sedición golpista, asumiendo como propio el malestar de las oligarquías chilenas y la injerencia de Estados Unidos.
El año 1972, en Viña del Mar, la SOFOFA convoca a los empresarios, deciden crear una estructura de guerra, financiación de capitales extranjeros para enfrentarse al gobierno de Allende.
En las elecciones de marzo del 73, Frei, públicamente, le otorga un sentido plebiscitario a las elecciones, que no resultan como la oposición pretende, ya que no logran el quórum, para acusar constitucionalmente al presidente. Es en mayo de este año, en que el Partido Comunista comienza su campaña nacional “No a la guerra civil”. En la prensa, Pablo Neruda recuerda el horror del fascismo en la guerra civil española, instando por una salida pacífica.
Salvador Allende, en su profundo sentido de demócrata, buscaría esa salida institucional y pacífica a la crisis política causada por sus adversarios. Buscando un acuerdo con la DC, el Presidente Allende convoca a Aylwin, quien se niega. Posterior a esto, Allende le pide al Cardenal Raúl Silva Henríquez que pacte una reunión con Eduardo Frei, sin embargo, este se niega.
En este punto, el historiador refiere que la mayoría de los documentos que él revisó comprobarían que Eduardo Frei Montalva, creía que la Junta Militar, que se establecería luego del golpe militar, le entregaría el gobierno, después de un proceso de “reacomodo” que viviría la sociedad chilena, sometida a un genocidio. El ex edecán militar de Frei y nexo con la rama golpista del ejército, era el General Gordon, quien después se desempeñó como jefe de la CNI.
Luego de la declaración de inconstitucionalidad del gobierno, que no es más que una declaración sin peso jurídico. Allende, comienza a hilvanar seriamente la idea del plebiscito como última salida democrática a la tensión política. Este proceso es apoyado públicamente por el Partido Comunista e informada a Pinochet, Arturo Merino y otros militares, quienes precipitan sus movimientos y terminan ejecutando el golpe de estado el 11 de septiembre de 1973.
Tras el golpe
La democracia cristiana, el 12 de septiembre, apoya públicamente el golpe de Estado, con una declaración que plantea, a grandes rasgos, que la causa del golpe es la irresponsabilidad de la UP y de Allende. Amorós comenta que estos argumentos son los mismos que han reflotado a 50 años de este trágico hecho.
La Democracia Cristiana Mundial, también condena el golpe de estado, mientras tanto Eduardo Frei, guarda silencio ante la masacre que ocurría en el país y el 18 de septiembre, acude a la ceremonia del Te Deum ecuménico, validando a la dictadura.
En octubre de 1973, el expresidente concede una entrevista al diario ABC de Madrid, en donde señala que “Los militares han salvado a Chile”. Esto provoca la indignación de Mariano Rumor, presidente de la Democracia Cristiana a nivel mundial, quien les avienta el periódico a una comitiva, de la Democracia Cristiana, que viajaba hasta Italia con financiamiento de la CIA.
Los archivos desclasificados de la CIA, refieren de que desde el año 1964, hasta julio de 1974, la CIA financió a la Democracia Cristiana. Eduardo Frei va personalmente a pedir los últimos subsidios de la oficina de inteligencia en julio de 1974.
Las dirigencias del Partido, avalaron el golpe en la prensa internacional, actuando con miopía ante la condena mundial que se comenzaba a levantar contra la sangrienta dictadura. Formalmente, y exceptuando la declaración de los 13, la Democracia Cristiana tardó 2 años en condenar el golpe de Estado en su totalidad.
Mario Amorós culmina aduciendo que los partidos de izquierda, luego de la derrota que le supuso un costo humano tremendo, comienzan a cuestionar sus errores durante el gobierno de la UP, iniciando así un proceso de autocrítica feroz. Sin embargo, la Democracia Cristiana, no ha esgrimido nunca una autocrítica sobre su papel golpista.
“La DC no es un partido fascista y yo creo que se equivocaron en ese momento”, señala el historiador, quien conviene la necesidad de que este partido haga una autocrítica en vistas de los 50 años del golpe de estado, por una necesidad ética, moral y humana.