La continuidad y los desafíos planteados por el Programa Popular fueron los temas abordados en la tercera jornada del Seminario “Continuidad, Cambio, Aprendizajes y Desafíos del Proyecto de la Unidad Popular” del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz.
La tercera jornada del Seminario por los 50 años del Golpe de Estado “Continuidad, Cambio, Aprendizajes y Desafíos del Proyecto de la Unidad Popular” del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz (ICAL), contó con la presentación de los paneles sobre educación, salud e integración latinoamericana.
Los fuegos los abrió el panel “Las políticas en salud, desde el medio litro de leche a la medicina gratuita en hospitales”, que contó con las exposiciones de Carolina Tetelboin, académica e historiadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco-México con maestría en Medicina Social y Doctorada en Ciencias de Salud Colectiva, donde abordó su visión en torno a las 40 medidas del gobierno de la unidad popular desde una óptica interseccional y también, comparando el avance de éstas en el México actual.
Al respecto, Tetelboim indicó que “en cuanto a las 40 medidas, lo que vemos esencialmente es que hoy prácticamente todas están siendo utilizadas en los gobiernos progresistas. Si pudiéramos hablar de las determinaciones sociales en salud ellas están contempladas claramente en las 40 medidas de la Unidad Popular”.
Para la académica, uno de los aspectos más destacables del programa de gobierno del Presidente Salvador Allende fue “devolver al Estado su capacidad de pensar en la sociedad en su conjunto, de servir a la sociedad, o sea, una serie de elementos que tienen que ver con la democracia en el sentido más amplio”, puntualizó.
Las medidas de vanguardia de la Unidad Popular son para Carolina Tetelboin “absolutamente destacables pues tienen como centro esta idea de que el gobierno es para servir y no para ser servido y eso se aplica a los países que están en este proceso de transformación como México”.
Recordar que entre las 40 medidas a lo menos cuatro estaban ligadas directamente con la salud; Consultorios materno infantiles en todas las poblaciones; atención con eficiencia, honradez y buen trato al público; asistencia médica sin burocracia, eliminando las trabas burocráticas y administrativas que impiden o dificultan la atención médica de imponentes y cesantes y la que indicaba medicina gratuita en medicamentos y exámenes en los hospitales.
Carolina Tetelboim relató su experiencia trabajando en las clínicas de planificación familiar del hospital Barros Luco las que ya desde ese momento avanzaban en la investigación para la legalización del aborto e hizo un paralelo con México, país donde este 6 de septiembre la Corte Suprema declaró el derecho al aborto en todo el país.
La segunda exposición estuvo a cargo de Julio Sarmiento, Director de Salud Municipal de La Pintana quien realizó un recorrido histórico de la situación de salubridad previo a la Unidad Popular hasta llegar a lo que calificó como “la coronación de un proceso que se venía incubando desde hace varias décadas”.
“Cercanos a la década del 70’ estábamos en una situación de guerra fría, con una especie de competencia entre occidente y la Unión Soviética respecto a los derechos sociales, bajo una mirada funcionalista que señalaba que tener a los obreros sanos iba a significar que fueran más productivos y que, además, había que tener ciertos derechos sociales que permitieran competir con lo que se estaba logrando en ese momento en la Unión Soviética”, precisó Sarmiento.
Agregó que en este marco “eso significó que aún en la derecha, había una especie de bancada salubrista compuesta por una serie de intelectuales, académicos que iban desde la derecha hasta la izquierda que abogaban por políticas que se hicieran cargo de estos problemas de salud porque la situación social en Chile en ese momento era insostenible”.
Es el mismo Salvador Allende (ex Ministro de Salubridad y ex senador) quien impulsa la creación del Servicio Nacional de Salud en una experiencia que terminaría siendo un eje central de su programa de gobierno.
El Director de Salud Municipal de La Pintana explicó parte de los alcances de esta área en el gobierno de la UP, la que siempre se planteó desde una óptica integral.
“Se propuso entregar atención gratuita al 100% de la población, prevención y atención en salud al 70% de población constituida por obreros, campesinos asegurados e incorporó a los no asegurados de bajos ingresos y entre el 38 y el 73, el Servicio Nacional de Salud logró lo que probablemente se considera como el mejor estado de salud de la población con el progreso de la medicina, el abordaje del medio ambiente para generar condiciones aptas para la vida y la más amplia cobertura de las acciones de la salud para dar acceso a todos los ciudadanos a la prevención y curación de la enfermedad, así como a la rehabilitación de las secuelas”, precisó.
Por su parte, Rosa Vergara, presidenta de la Agrupación Nacional de usuarias y usuarios de los Consejos de Salud de Chile (AncoSalud) relevó el rol ésta en el gobierno del presidente Allende indicando que “fue una esperanza para Chile ; visibilizar las luchas y las demandas de las trabajadoras y trabajadores, el clamor de las vecinas y vecinos, recogiendo la esperanza de nuestro pueblo”.
Para la dirigenta, es urgente “saldar esa deuda que nos dejó la dictadura, debemos recuperar esa mística, esa coherencia que tenía Salvador Allende”.
“Es necesario ese cambio cultural, ese cambio de paradigma hacia una medicina social, integral y que acoja a todas y todos y que tiene que ver con cómo el Estado se hace cargo de la salud de todos los chilenos y chilenas y eso lo vimos cuando implementó el medio litro de leche que aún hoy se entrega en cada centro de salud y que significó el término de la desnutrición”, aseveró Rosa Vergara.
Para la presidenta de AncoSalud , un rol clave en la participación tuvo la implementación del Decreto 602 fue hecho por el ex Ministro Juan Carlos Concha, indicando que “fue de gran importancia para la población, porque desde ahí se instalaron estos Consejos que estaban integrados por los trabajadores, por los servicios y que hacían carne las propuestas del pueblo para implementarlas en el ámbito de la salud”.
“Fue un gobierno de esperanza, de orgullo y de alegría y quiero dar un reconocimiento a trabajadores, trabajadoras y hermanos que fueron asesinados en dictadura y desde ahí también estamos tratando de contribuir a la memoria histórica”, finalizó.
Este módulo fue moderado por Karen Palma, presidenta de FENATS Nacional.
“La memoria como un derecho humano”
La segunda mesa de la jornada fue “Fin al negacionismo, por verdad y justicia a las víctimas de la dictadura”, la cual fue moderada por el académico Carlos López Dawson y contó con las exposiciones de Pedro Rojas, en representación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Francisco Estévez, Coordinador Movimiento Ciudadano por los Derechos Humanos y Karen Cea, académica, Universidad de Chile y miembro de la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad.
Pedro Rojas hizo un repaso por los factores de la transición democrática que fueron conformando el negacionismo. Dijo que a partir de los noventa la democracia instaló un doble camino, uno donde se buscó una justicia de manera parcializada y otro donde no se cuestionó el modelo económico, cultural y sociopolítico establecido por la dictadura, donde se creó un imaginario donde, por un lado se decía que no queremos a la dictadura, pero se rescataba el modelo económico de los Chicago boys, pero a lo largo de los años hubo una persistencia del reclamo que se mantiene hasta el presente.
Además, indicó que la invisibilización de los procesos acumulados de fuerza popular también es un factor. “Aquellos acumulados que se consideraron fundamentales como el proyecto de la Unidad Popular pasó a ser invisibilizada y tenemos hasta hoy una visión donde se deja al Presidente Allende como uno de los causantes del golpe, donde vemos que pareciera que la semántica dictatorial se distribuye y logra alcanzar a quienes también estuvieron en las filas de las víctimas y eso desconcierta a la sociedad y sobre todo a los jóvenes, donde no se diferencian a los agentes de la dictadura y los agentes democráticos. Pareciera que los proyectos alternativos que buscaban superar al capitalismo fueron desaparecidos junto con los cuerpos de nuestros compañeros”, aseguró.
También Rojas apuntó que “vivimos en una sociedad donde hoy el programa de las 40 medidas resulta subversivo, entonces, nos preguntamos cómo llegamos a este escenario de negacionismo. Los conservadores tienen la seguridad que les da el haber construido el modelo que fue profundizado en la transición, pero hay que despertar y asumir que la única manera de superar esto es caminar hacia la justicia y reponer la verdad”.
Mientras Karen Cea se refirió al rol que cumplen los espacios de memoria. Afirmó que “en los sitios de memoria se generan trabajos de pedagogía de la memoria con jóvenes, son una tremenda herramienta para luchar contra el negacionismo y para avanzar en justicia con la sociedad en su conjunto, porque todos debemos saber la verdad. Son lugares donde hay diálogos intergeneracionales donde conversan quienes vivieron la represión con las nuevas generaciones , para buscar puntos de encuentro”.
Y explicó que “nuestros centros de memoria comenzaron hace algunos años a ser vandalizados, porque no fueron ataques aislados, sino que ahora incendian, rayan placas y eso es una intención de enfrentar y humillar la memoria de las víctimas y mancillar el trabajo que se hace. Es por eso que se está impulsando la necesidad de tener una ley para que exista la categoría de sitios de memoria, porque hoy alcanzamos la declaratoria de monumento nacional, pero eso no es suficiente para conservar esos sitios”.
“Es una obligación del Estado hacerse cargo de la verdad, justicia, no repetición y memoria, por eso esperamos que podamos avanzar en políticas públicas que los resguarden, porque también son prueba judicial de los casos”, concluyó.
En tanto, Francisco Estevez, expuso que “la memoria es una campo de lucha simbólico donde relatar la historia es una cuestión de poder, es una memoria que está en disputa. Es antagónica con el militarismo, donde ellos vivieron una gesta patriótica para salvar a la nación del marxismo. Es una disputa antagónica con el negacionismo, donde se dice que no se cometieron crímenes contra los derechos humanos. Ahora en una disputa antagónica con el revisionismo, donde como ya no se pueden negar se justifican como inevitables. Y otra disputa es con quienes dicen que no es necesario recordar porque ya pasó”.
Asimismo, manifestó que la memoria democrática vinculada a los derechos humanos toma distancia de estas posiciones y las cuestiona. Apunta que estas búsquedas por verdad y justicia sigan realizando, donde se establece que esto no se puede volver a repetir, pero por sobre estas disputas lo que ha de prevalecer es el reconocimiento del deber de recordar como un principio ético y el derecho a la memoria como un derecho humano.
Respecto al golpe de Estado Estévez subraýó que “hay un error que quienes piensan que los conflictos democráticos no se pueden resolver sin romper la democracia. En Chile había un crisis, tensiones, contradicciones, pero era dentro de la democracia y cuando viene el golpe, esas crisis se convierte en antidemocrática y se resuelve de la peor manera posible, rompiendo la democracia. Siempre la solución debe ser democrática, el golpe lo hicieron quienes vieron a la democracia como un peligro para el capital”.
La Escuela Nacional Unificada
La tercera mesa del día fue “La educación como eje de modernización. La reforma educacional de la UP”, donde expusieron Olimpia Riveros, Profesora y Concejal de la comuna de Concepción y José Iturra Lastra, Académico, Universidad de Concepción, el cual fue Moderado por Raquel Aranguez, historiadora, Universidad de Santiago de Chile.
Abrió el foro la exposición de Olimpia Riveros quien abordó el proyecto de la Escuela Nacional Unificada. Sostuvo que “la Escuela Nacional Unificada fue un proyecto de transformación integral de la educación chilena. Fue impulsado por el Gobierno de Salvador Allende tras un largo debate durante 1971 que involucró a diversos actores como docentes, estudiantes, apoderados y organizaciones sociales”.
“El balance que se hizo por entonces era que la educación debía ser permanente desde el nivel preescolar y durante toda la vida democrática, participativa, pluralista y acorde con las necesidades económicas del país. El documento que se elaboró incluía la creación de amplios mecanismos de participación, la integración de los distintos niveles en un solo sistema y la eliminación de las diferencias entre la enseñanza técnica y humanista”, agregó.
Y añadió que “a pesar del empeño puesto por el gobierno y las organizaciones sociales el proyecto generó muchas resistencias al sospecharse que detrás de él existía el propósito de instalar una educación ideologizante de tipo socialista. De esta manera, en 1973 se postergó su implementación al no obtener el apoyo político de la oposición.Pero es importante señalar que durante los 3 años de Gobierno de Allende”.
La docente recalcó que “se promulgaron, entre otros, la reforma de la gratuidad de la Universidad becas para niños de descendencia indígena, el programa de suplementos alimenticios se extendió a todos los niños en la escuela y a todas las mujeres embarazadas. Se aumentaron las pensiones mínimas al doble de la inflación y se creó el sistema de centros de salud en barrios obreros, al menos un centro de salud por cada 40 mil habitantes”.
En tanto, José Iturra Lastra sostuvo que “cuando se produce el acuerdo para la candidatura de la Unidad Popular los firmantes en el año 1969, consideran la legítima idea de que la educación juega un rol importante también en el proceso de cambio que requiere el Poder Popular. Por tanto, hay una necesidad de transferencia del poder”.
“Se va gestando la necesidad de que la educación también juegue un rol relevante y la creación de este hombre nuevo, de este hombre revolucionario que en conciencia de sí participe dentro de los procesos de toma de decisiones de la educación nacional, esto está graficado en el punto número seis de la declaración del acuerdo en torno a la Unidad Popular del año 1969”, agregó.
En ese marco apuntó que “por primera vez en Chile se realiza una consulta reflexiva a los sujetos del proceso educativo, por primera vez se rompe esta idea del contrato de adhesión. De este contrato social de adhesión de las grandes mayorías hacia el estado en torno a la educación, por primera vez se le pregunta a las comunidades escolares. Se le pregunta a los sistemas locales de la época se le pregunta a las regiones y se establece una reflexión activa documentada, donde se plantea cuál es la educación a la cual se quiere llegar y esto sirve de base para los documentos de reflexión y para la síntesis finales de lo que significó el Congreso educacional del año 1970”.
Integración latinoamericana
El último panel del día fue “La integración latinoamericana. Las políticas de integración de la unidad popular, una mirada estratégica para el cambio de sociedad”, donde expusieron, Marcelo Rodríguez, Partido Comunista de la Argentina, Leonardo Batalla, Encargado de Relaciones Internacionales Partido Comunista del Uruguay; Rodolfo Solís, Partido del Trabajo, México y moderado por Claudio de Negri, encargado de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Chile.
Leonardo Batalla aseveró que “las grandes potencias buscan apropiarse de lo humano y lo extraído es la naturaleza, porque para seguir siendo dominantes necesitan tener de esos recursos y están favorecidos por sus conocimientos tecnológicos y científicos. El proceso de dependencia llevó a grandes diferencias en el desarrollo científico y tecnológico y esto potencia la dicotomía que existe entre la sustentabilidad planetaria y la no sustentabilidad planetaria. Para Estados Unidos el desarrollo, su desarrollo propio como nación está vinculado estrechamente al desarrollo científico, tanto en la bios genética como la biotecnología y al control de áreas específicas”.
Y añadió que “es importante recordar que Lenin planteaba en su teoría del imperialismo como una fase superior del capitalismo, que agudiza a su vez las contradicciones que se dan con el medio ambiente. Engels en 1925 en su libro Dialéctica de la naturaleza, explicaba el carácter y las contradicciones que existen entre el desarrollo social del modelo productivo capitalista y sus consecuencias en la afectación de la naturaleza. Esta se expresan en la depredación de los bienes comunes, el calentamiento global, el cambio climático y la crisis ecológica”.
“Todo esto da pie para sostener en forma categórica que el materialismo histórico está vigente. Porque lo que existe es un desarrollo material de la realidad en una revolución productiva, industrial y tecnológica”, señaló.
Mientras Rodolfo Solís manifestó que “el Gobierno de la Unidad Popular significó un radical cambio de régimen, no es solo de gobierno, alcanzando el más amplio reconocimiento y consenso nacional e internacional, por cuanto la pulcritud legal de su ejercicio de gestión pública y política, no era posible para el imperio”.
“Construir al Gobierno de la Unidad Popular que había estado resistiendo el asedio político, comercial y financiero y de la oligarquía, lo del imperio y de la oligarquía local y que a pesar de ello se alza con una victoria contundente y del incremento de los resultados electorales en las elecciones parlamentarias intermedias de 1973”, añadió.
Además, sostuvo que “debemos pensar en la relación de los diversos procesos que tienen lugar en la región, específicamente en los procesos de transformación y revolucionarios que tienen un desarrollo desigual, que la relación entre países también sea desigual, al no ser homogéneos debemos concebirlos abiertos a la pluralidad, buscando en todos los casos mantener la hegemonía de los sectores más avanzados promoviendo el objetivo estratégico de ir en la dirección de la instauración del socialismo. La integración latinoamericana pasa por la defensa de la soberanía nacional, de la política, de la económica, la alimentaria, pero en todos los casos pasa por la lucha antiimperialista”.
Mientras Marcelo Rodríguez subrayó que “me parece que es clave para América Latina y para lo que va a venir después geopolíticamente en buena parte del mundo, no vamos a compararlo, pero es parte de un proceso en el cual hoy estamos viviendo otro momento histórico bisagra a nivel internacional”.
“Con el golpe de Estado en Chile, en donde estaban los procesos de descolonización en África, los movimientos de lucha armada en América latina había la revolución cubana que había triunfado y estaba dando toda una esperanza nueva. Los procesos de liberación y emancipación. Aparece el Gobierno de Allende y está en claro que podía ser posible que era comenzar un proyecto de construcción socialista por vía democrática y que podría haber un presidente marxista que gane las elecciones asuma la presidencia y que no llegue al poder solo por la vía armada”, agregó.
Y añadió que “este ejercicio de la memoria que hacemos con todos los golpes de Estado, con todas las grandes luchas, además que hemos enfrentado en América Latina el desafío que tenemos es transformarlo en un combustible vivo de las luchas que tenemos por delante y de las que tenemos que liberar hoy. Creo que somos los comunistas, los marxistas, los militantes de izquierdas, lo que tenemos, ese desafío y esa tarea para llevar adelante en estos tiempos”.